Día de Muertos Fotografía: Sandra Daveau Extracto del libro de Tomas Casademunt « La muerte en el altar » « El 30 de octubre se corta la flor Zempoalxochilt y se recuerda a los animas que no tienen familia que piden por ellas. El 31 de octubre, regresan « los abrajos », niños que urieron prematuramente y sin bautismo. El 1 de noviembre, Día de Muertos chicos (angelitos) llegan los niños que murieron bautizados y las mujeres que murieron virgenes y se instala la ofrenda. El 2 de noviembre, Día de Muertos grandes, retorna la mayoría de los disfundos, se visita el panteón y se traslada allí parte de la ofrenda. El 3 de noviembre, Día de Muertos, se considera que los muertos ya han tomado el « aroma » de los alimentos y regresan en el mas allá. Entonces los deudos invitan a los vecinos, compadres, padrinos, parientes y amigos, a compartir la ofrenda en un clima de remembranzes y alegria para que el difundo pase un día feliz en su retorno en su hogar. Hay un ambiente de nostalgia y de espiritualidad. Por lo general, las ofrendas se instalan sobre una mesa o en el suelo. Están decoradas con manteles blancos o con papel de China, sobre los cuales se dispone comida, bebida, flores, incienso, velás,, imagenes y otros objectos asociados con los difundos. La temporada de los Día de Muertos coincide con final del ciclo agrícola y la riqueza de las ofrendas depende del éxito en la cosecha. De repente, encontramos una variedad de frutas, mole, tamales, caldo de pollo, frijoles, arroz, tortillas, dulces, agua simple y alcohol, incienso de copal y se enciende una vela porc ada difundo: blancas para las virgenes, azules para los jovenes, verde para los niños, negras para los adultos. Con el altar se ponen fotografías de los disfuntos, estampas y figurillas de los santos y vírgenes segun la devocion de la familia. » Porque la muerte puede ser un nacimiento y una otra etapa en la vida, bodas y propuestas se encuenran por la calles en esta temporada especial.
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